Previamente, los mozos encargados de levantar el mayo desde lo alto de un carro de varas (que cruzan para la maniobra) van sincronizando cada envite con el nutrido grupo que empuja el carro y con los que apuntalan con una escalera grande de madera. A la voz desgarrada de los de arriba: ¡Caaa-rro!
El esfuerzo ingente de estos hombres, a los ojos de cualquier mortal, obviamente puede resultar que parece rebasar con creces el límite de lo permitido o que ayudados con algún artilugio mecánico, se pudiera levantar el "mayo" o la picota sin tanto esfuerzo con el alto riesgo que lleva implícito y pasar de lleno al jolgorio: la gran hoguera, el escabeche y al chocolate...
No hay comentarios:
Publicar un comentario