Esta pompa florece al amparo de un sistema convincente y propagandista urdido y lanzado por el colectivo dominante que penetra con excesiva facilidad en las vidas de los ciudadanos de a pié, los más jóvenes o en aquellos que están empezando una nueva singladura.
Aceptamos la vida fácil y placentera, el confort ficticio del que nos sentimos con todos los derechos porque nuestro trabajo nos avala, aunque la cruda realidad nos demuestra que al final, todo estriba en el resultado de nuestro rendimiento, no siempre satisfactorio y en la mayoría de las veces precario. Son demasiadas las cadenas que paulatinamente hemos ido encaramando a nuestro cuello. Alguna de ellas por necesidad, otras sin embargo, obedecen más al ego personal y a la rivalidad que a la mejora de nuestra calidad de vida.
A veces, el precio de esta quimera es exageradamente alto si comparamos lo poco que nos duran esas pequeñas briznas de esencia que livianamente acarician nuestros sentidos. En esta situación de impotencia e incertidumbre en la que ahora nos hallamos, parece como si estuviéramos bloqueados. Ni podemos dar marcha atrás, ni aventurarnos ciegamente en hacer algún movimiento que pueda desembarazarnos definitivamente de estas cargas de siglo. Son demasiados los riesgos que correríamos y sin un referente claro, podíamos caer fácilmente en el fracaso del cual, sería casi imposible reponernos. Dicho de otra manera, parece que de alguna forma tristemente nos sentimos embaucados y solos, lo que demuestra y avala la hipótesis de que somos marionetas vulnerables, movidos por las manos de un titiritero pretencioso
y sin alma.
Diario de Burgos 21-06-08
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