Como
un cadáver insepulto que yace a cielo descubierto en las ardientes
arenas del desierto y a merced de los carroñeros que engullen
vorazmente las últimas piltrafas ya en fase de descomposición,
aparecen los restos de esta nación que un día también tuvo
hechuras de ser un país joven con ganas de vivir, de liberarse del
yugo opresor y de las cadenas de su propia naturaleza, pero estaban
solos, abandonados a su suerte y desamparados por los grandes estados
europeos, los mismos que un día, por fin, deciden tendernos la mano
para hacernos filiales de su emporio.
Hemos
tenido tiempo de crecer, de madurar, de ser un estado potencial, por
que si que hubo medios para ello y el momento era coyuntural, pero
nuestros gerifaltes abrazaron la postura más fácil y lucrativa,
sirviéndose deliberadamente de los ardides más bajos y rastreros
para caer de lleno en la especulación más burda.
Ellos
son los causantes de este desastre, en su torpeza han devastado de un
plumazo el bienestar social logrado a fuerza de luchas y de sangre,
al futuro nuestro y de nuestra savia generacional, condenándonos a
la deuda, pero ellos siguen ahí, altaneros, arrogantes, irónicos,
aferrándose como garrapatas a la poltrona regalada de oropel...
No
tenemos lo que nos merecemos, somos un pueblo resignado, como
siempre, nos toca salir hacia delante y sobrevivir como podamos, con
las fatigas y miserias que nos dejan estos incompetentes.
Este
país esta aletargado, ya va siendo hora de despertar ... en realidad
las promesas deberían de representar todo, pero cuando no se
cumplen, ya no significan nada y todo queda en aguas de borrajas.
Diario
de Burgos 20/02/2013
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