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Molino de "Las Monjas" Al fondo la muralla del monasterio de Santa María la Real. |
La
villa de Tórtoles situada entre la cuenca del río Esgueva y la
puerta del Cerrato fue un enclave de civilizaciones desde las
primeras invasiones bárbaras hasta nuestros días. La riqueza
inagotable de sus fuentes, las grandes extensiones de sus montes y la
abundante caza propiciarán el reclamo y asentamiento de algunas de
ellas. Otras, sin embargo, ocuparán la población como reclamo de
una batalla ganada o como botín de guerra. Todas y cada una de estas
civilizaciones contribuyeron a forjar la identidad peculiar de lo que
sería la religión, la cultura y la economía en el transcurso de
los siglos.
Por lo que respecta a la ocupación principal de estos
primeros pobladores, podemos aventurar que fueron la
agricultura y la ganadería, complementándose al amparo de ellas el
amplio abanico de un gran número de profesiones y artesanías que
años más tarde se van a relacionar entre sí.
Si hacemos una imagen
retrospectiva de aquellos primeros años de asentamiento, claramente
podemos afirmar que no fue un camino de rosas el que tuvieron que
pasar aquellos labriegos para roturar los frondosos montes de
encinares y enebros, así como las tierras junto al río pobladas de
carrizo y espadañas, a menudo anegadas por las crecidas del río; pero no
por eso cesarían en el empeño de ganarle palmo a palmo el terruño,
aunque fuese a base de esfuerzo y tesón. Tampoco lo tuvieron fácil
aquellos intrépidos pastores que penetraban con sus rebaños en los
bosques desafiando ocasionalmente a los fenómenos climáticos y casi
siempre a las alimañas.
Si hubo una civilización que claramente
dejó huella en el devenir de la villa, sería la romana. La nueva "Tortolis"
empieza a cobrar protagonismo. La precaria agricultura de las
civilizaciones anteriores, se iba a ver favorecida con la puesta en
escena del arado de madera y otros útiles como: la falcula (hoz), el sarculum (azadón), la dolabra (hacha y pico), la furca (horca)...
Por lo
que respecta al comercio, se van a implantar las medidas de capacidad y
volumen: la amphora, (hemina) así como las de peso bilanx (libra o
balanza) y la statera, (a la que comúnmente llamamos romana).
En cuanto a la construcción, empiezan a canalizarse las aguas para el consumo doméstico y el de los animales. Se van a fabricar "los albañales" para la evacuación del agua de las lluvias de los patios y del
interior de las viviendas.
Para combatir el frío, las familias pudientes, dotaran a sus casas con las famosas "trébedes o "glorias", curiosamente al día de hoy se sigue utilizando este sistema de calefacción.
Dentro de las
propias viviendas se van a construir las famosas cuevas o bodegas subterraneas que servían para conservar el vino y los alimentos, como las carnes y las frutas. Muchas de estas bodegas se utilizarán de escondrijo.
Sería interminable la herencia que nos dejaron nuestros antepasados
romanos incluso dotaron de identidad a la población con el
topónimo de Tortilis (retorcido)
Un fenómeno social y económico se iba a producir con la
aparición de los molinos hidráulicos en la Edad Media. Lo complejo de su infraestructura requería de unas grandes inversiones; luego, estarían condicionadas por sus dueños los señores de la villa para la administración y funcionamiento. Pieza clave para el mantenimiento y provecho de esta industria sería el
molinero, conocedor de las técnicas para la mejora y tratamiento del
grano y no siempre libre de polémica. Maliciosamente y a veces mal
atribuido, se decía de él aplicando el aforismo: “ Cambiarás
de molinero, pero no de ladrón” , obviamente hacia referencia a
los molinos de maquila, refiriéndose, al grano o a la harina que se cobraba el
molinero por la molienda.
Con la aparición de este artefacto podemos considerar el nacimiento de la primera industria agrícola de Tórtoles.
El incremento de la producción ganadera en Castilla a
consecuencia de la demanda interna y europea de la lana merinera, fomentará el desarrollo de la industria
textil y manufacturera de las ciudades y villas tradicionales, entre
ellas, Tórtoles. Atrás va a dejar su rudimentaria artesanía del
cardado, hilado y la elaboración de paños, absorbida por el consumo
interno para entrar de lleno en el proceso de transformación
industrial de la lana y el cáñamo, ramificado en diversas
especialidades. Esta evolución se debe principalmente a la dotación
de las nuevas técnicas y mecanismos manufactureros por nuestros artesanos, suficientemente capaces de transformar la materia prima en producto elaborado, utilizando los molinos bataneros, los telares, la fábrica de tintes..., algunas de estas instalaciones
pertenecían a las heredades del monasterio de Santa María la Real,
dueño de la villa de Tórtoles.
Dentro de la ciudadanía de la villa
nos encontramos con una pléyade de de artesanos y profesionales (los pelaires), apelativo con el que se conoce a
los vecinos de Tórtoles.
No
podemos pasar por alto aquellos canteros que con su esfuerzo y
maestría, levantaron nuestros monumentos. Cabe señalar que de la cantera de las Atalayas y la del Risco del camino de Lerma, se extrajo suficiente piedra para
construir los puentes, la muralla, el castillo, el monasterio, la
iglesia y así, infinidad de casas y palacetes desafiantes al
deterioro por el paso de los años.
Si el molino hidráulico
revolucionó la técnica de la molienda, el otro molino, el batanero,
cambió del proceso manual al manufacturero, marcando el devenir de
aquellas gentes, hasta bien entrado el siglo XX. ¿Quién de aquellos
primeros pobladores se iba a imaginar que el abundante agua de los
manantiales "Los Caños", sería la fuente de energía para
la revolución industrial de la villa? Hoy contemplamos con
admiración y respeto, el arrojo de aquellos hombres que tuvieron una
clara visión industrial y profesional, dotando a la villa de unas
instalaciones únicas y rentables como no las había por toda la
comarca, el tiempo les daría la razón... El gran número de empleos
en estas industrias, marcaría la economía de las gentes durante
siglos; la villa siempre estuvo orgullosa de sus molinos y del resto
de artilugios industriales (batanes, telares) incluso, a la hora de hoy, los
nostálgicos asociamos la historia y la grandeza de la villa con esos
artefactos...
Una
vez perdida la élite industrial, Tórtoles volverá a depender de sus raíces primitivas como fueron la agricultura y la ganadería. En el último tercio del siglo XX, la villa va a sentir como el mundo juvenil la abandona en busca de otros horizontes.